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Actitud ante los problemas

Semilla de Crecimiento

Actitud ante los problemas

 


             Artículo escrito por Guido R. Britez Balzarini, publicado en ABC el 14/Jul/2014

Mucha gente no vive con plenitud porque se siente abrumada por problemas, sin embargo, los problemas siempre van a existir. Es iluso pensar que algún día los problemas desaparecerán. Vivir la vida significa resolver problemas todos los días del año, por lo tanto, debemos ser responsables y equiparnos para lidiar con problemas.

Si los problemas no pueden ser eliminados, que hacer entonces?  Cambiar mis reacciones ante ellas:

1.  Sentirse bien con uno mismo para acceder a recursos internos valiosos.  

Cuando uno se siente mal, los problemas parecen más grandes de lo que realmente son. Sentirse bien  es un ingrediente importante para resolver problemas.  No es conveniente tratar de resolver problemas “desde lo peor de uno”. Cuando nos sentimos bien, somos más creativos, optimistas, tenemos esperanza y vemos a los problemas en su real magnitud. “Cuando nos sentimos mal, todo va a estar mal”. Estar triste, bajoneado o cansado no permite el estado mental adecuado para resolver problemas. No estoy de acuerdo con personas que piensan que es bueno enojarse con uno mismo al enfrentar problemas. El enojo y el negativismo cierran las puertas del aprendizaje.

2.  No “ponerse en contra” de  los problemas.

Es necesario aprender a vivir bien a pesar de los problemas que ocurren a nuestro alrededor. Ese es el gran desafío. El “no aceptar” genera un terremoto interno del cual uno sale sufriendo, consiguiendo así estrés y generando “otros problemas”, especialmente de salud emocional y física.  “Aceptar” no significa estar de acuerdo con el problema, sino colocarse en un estado mental desde el cual se puede lidiar mejor con los problemas.

3. Ver a los problemas como desafíos a resolver, no como “cargas”.

Para lograrlo, es necesario cambiar el “chip” de cómo vemos a los problemas. Quizás desde chicos nos enseñaron que los problemas son malos, que debemos evitar tenerlos. Sin embargo, creo que la realidad es otra. Es mejor verlos como desafíos que precisan de nuestra atención e invitan a la acción.

4. Cuidar nuestra conversación interna y externa.

La conversación con nosotros mismos y nuestro lenguaje, deben alentarnos a enfrentar los problemas. No es útil caer en la tentación de exagerar diciendo “que horrible, terrible” etc. La mera pronunciación de esas palabras genera un estado mental negativo que magnifica aun más  la situación.  Alguien dijo alguna vez: “Si el problema tiene solución, para que te preocupas?, y si no tiene solución, para que te preocupas?”.  Una buena estrategia también es preguntarse: “¿Me voy a acordar de este problema dentro de 5 años?”

5. Acordarse de cómo resolvimos problemas en el pasado.

Desde hace años  todos venimos resolviendo distintos tipos de problemas, y a pesar de todo hemos salido adelante. El problema actual también tendrá una alguna solución.

6. “Incubar” la búsqueda de soluciones.

Me refiero a mantener activo nuestro cerebro en la búsqueda de soluciones.  Como “incubar”?  Es bueno dejar de pensar en el problema por un buen tiempo, hacer otras cosas y en 12 o 24 horas volver a examinar el problema. Esto genera flexibilidad mental, ya que uno puede ver el problema desde otros ángulos y asi generar nuevas soluciones.